Mujer y carrera profesional

Mujer y carrera profesional ¿Techo de cristal o techo de cemento?

Eva Garcés, colaboradora en Women 360º Congress ha escrito este interesante artículo publicado en ddermis.com 

Se denomina Techo de Cristal a una superficie superior invisible en la carrera laboral de las mujeres, difícil de traspasar, que nos impide seguir  avanzando, especialmente cuando nos acercamos a la cumbre. Su carácter de invisibilidad viene dado por el hecho de que no existen leyes, dispositivos   sociales ni códigos visibles establecidos que impongan a las mujeres semejante limitación, sino que está construido sobre la base de otros asgos que son difíciles de detectar. Las mujeres representan el 60% de los licenciados en España y con mejores expedientes académicos.

Además del 45% del mercado laboral. Pero al llegar a la alta dirección de las compañías, este porcentaje desciende entorno al 22%, no existe un  equilibrio. Una de cada tres empresas españolas medianas y grandes no tienen ninguna mujer en sus cargos directivos. En cuanto a la presencia de la  mujer en cargos directivos, España ocupa el puesto 36 entre los 45 países incluidos en el Estudio, con el mismo porcentaje de cargos directivos  ocupados por mujeres que Estados Unidos, Brasil y Australia. (Grant Thornton International Business Report 2014. Women in Business: from  classroom to boardroom). Además de esta escasa presencia en posiciones directivas, existen diferencias salariales y de cargas de trabajo en un entorno  laboral muy masculinizado.

El Techo de Cemento se definiría como el que nos autoimponemos las mujeres que decidimos no querer promocionarnos por el alto coste personal y  familiar que va a tener el nuevo puesto. Las mujeres, inconscientemente o no, nos consideramos las principales responsables del cuidado de la familia y el hogar. La maternidad coincide, en muchos casos, con el momento de desarrollo profesional clave para acceder a puestos superiores. La ausencia de verdaderas políticas de conciliación de vida laboral y personal, dificulta la decisión de la mujer, que es consciente de que su jornada laboral  se alargará con reuniones a última hora de la tarde.

“No traten de imitar a los hombres. Sean ustedes mismas y apóyense mutuamente”.
Christine Lagarde, Directora General del Fondo Monetario Internacional

Hace sólo 50 años, los hombres dedicaban su vida al trabajo mientras que las esposas se hacían cargo del trabajo doméstico y la crianza de los hijos. Series como “Mad Men” o películas como “La Sonrisa de Mona Lisa”, reflejan muy bien esta cercana realidad. Esas creencias están arraigadas, aunque  sea inconscientemente, en la de muchas familias y sociedades. Algunas mujeres rompieron estos prejuicios y si nos remontamos a la antigüedad, la  imagen de Cleopatra acude inmediatamente. Cleopatra fue la última reina del Antiguo Egipto, mantuvo relaciones con dos de los mayores líderes del  Imperio, Marco Antonio y Julio César. Pese a que muchas veces estas historias se toman como románticas, en realidad, sólo fueron unas alianzas  políticas deseadas por Cleopatra para poder mantener a Egipto fuera del gran Imperio.

Otro aspecto importante a destacar en este sentido, es qué impedimentos y barreras tienen los hombres para acogerse al permiso parental por  nacimiento de un hijo y qué consecuencias tiene esto para las mujeres. Así como también, de las cuotas de género conocidas, en principio, como una  acción “positiva” para garantizar la integración de las mujeres en los cargos políticos y de toma de decisiones, pero que además, contiene principios que  van contra la democracia, la igualdad de oportunidades, la voluntariedad de la mujer y que generan algunos conflictos en las organizaciones.

Así, al final, podríamos decir que se trata de una elección personal de cada mujer, que pasa por tener claros los propios objetivos vitales, acompañada  de un fuerte autoconocimiento que nos permita saber cuáles son nuestras fortalezas y debilidades y también, por supuesto, nuestros valores  personales. Habitualmente la mujer se encuentra en una encrucijada entre decidir a favor de su carrera profesional o del cuidado de sus hijos, de su  hogar, de familiares dependientes o simplemente de su vida personal. Mientras entre todas contribuimos a que el Techo de Cristal desaparezca,  conviene que cada una de nosotras tenga claro qué tipo de vida elige vivir.

Eva Garcès

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