Mejorando la salud sexual

Mejorando la salud sexual

Articulo realizado por la Dra Chus Cornellana, ginecóloga de Ginex en la Clínica Corachán 

La salud sexual, como cualquier otro aspecto de salud, necesita cuidados y alguna ó bastante dedicación. Si nos despreocupamos de ella, es muy posible que con el paso de los años la satis­facción pueda disminuir, como sucede en otros aspectos de la vida.

¿La edad modifica la sexualidad? No necesariamente. La edad por sí misma no tiene porqué influir, pero es cier­to que existen algunas situaciones que pueden interferir. Sabido es que una vida sexual regular y satisfactoria, in­dependiente de la edad, tiene beneficios para la salud ge­neral, así como también que el deseo sexual puede mantenerse a lo largo de la vida; sólo la enfermedad o algunos fármacos pueden alterarlo. Las razones del abandono de la vida se­xualpodemos encontrarlas, además de lo comentado, en la monotonía, en los muchos años de vida en pareja, en el desinterés erótico y también en el miedo del varón al fracaso.

¿Y la sequedad vaginal?

Uno de los principales motivos de consulta a una cierta edad es la sequedad vaginal y consecuentemente el dolor con las relaciones sexuales. Los estrógenos, que disminuyen en la me­nopausia, son casi siempre los causantes, como también lo son de la sequedad de piel y de la pérdida de elastici­dad de la piel y mucosas. La vagina se estrecha, desaparecen los pliegues de la mucosa vaginal y el flujo vaginal prácticamente desapa­rece, lo que dificulta las relaciones sexuales.

Afortunadamente la solución es fácil, aunque permanente en el tiempo; eso implica, pues, constancia por parte de la mujer. El objetivo es mejorar la mucosa vaginal e hidratar la vagina, ya sea a largo plazo o en el momento de la relación sexual. La mujer menopáu­sica que además tiene sofocos y su médico le ha indicado tratamiento hormonal, tendrá solucionado este problema porque los estrógenos que le han prescrito se encargarán también de recuperar la salud vaginal, pero sabemos que son menos del 5% las mujeres españolas las que hacen ese tipo de tra­tamiento en la actualidad, por lo que la mayoría deberá solucionarlo con otros productos no hormonales y también eficaces. Son las cremas y geles hidratantes y lubricantes vaginales.

Disponemos también en el mercado de otros productos cada vez más demandados, como los aceites íntimos que fa­vorecen unas relaciones sexuales más cómodas y placenteras.

Mi recomendación es persistir de una manera constante con la aplicación de hidratantes o lubricantes vulvo-vaginales y acompañarlo en el momento de las relaciones sexuales con los otros pro­ductos que he citado, según necesidades y preferencias. También deberían utilizar hidratantes vaginales y vulvares aquellas mujeres que no tienen pareja ni relaciones sexua­les, pues tanto la vulva como la vagina necesitan hidrata­ción para evitar picores secundarios a la sequedad y, por otra parte, siempre hay que estar preparada por si más adelante surge algún cambio en este apartado.

Algunos aspectos de la sexualidad

Para ilustrar de alguna manera el perfil actual de la mujer menopáusica española, creo interesante aportar algunos resultados del Estudio MUMENESP, que como Directora Nacional presenté en Málaga, en el 3er Con­greso Mundial de Sexología Médica en noviembre de 2013. Participaron en el estudio 165 ginecólogos de todo el país y más de 3000 mujeres meno­páusicas; refirieron sequedad vaginal el 54% y dolor con relaciones sexuales más del 50% de ellas. Una de cada tres nunca alcanza el orgasmo, y una de cada 4 mujeres refiere ansiedad o inquietud ante la idea o posibilidad de tener una actividad sexual con su pareja. Preguntamos con qué frecuencia eran ellas las que daban los pasos iniciales para provocar un encuentro sexual con su pareja u otra persona, y más del 60% nunca iniciaba el encuentro sexual, solo 10 de cada 100 mujeres mostraba iniciativa.

La satisfacción sexual no está relacionada con mucha o poca actividad sexual, ni incluso con monotonía en la mis­ma. La mitad de las mujeres mayores de 50 años mani­fiestan estar satisfechas con su vida sexual, mientras que el 25% dice estar poco o muy insatisfecha. Las más sa­tisfechas son las casadas y las de mayor edad. Tal vez pueda influir, entre otros, el conocimiento de los gustos y preferencias de la pareja y el nivel de expectativas.

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